domingo, 11 de septiembre de 2011

5. EL AMOR NECESITA SU ESPACIO, LA CREATIVIDAD TAMBIÉN

La palabra despacio contiene a la palabra espacio, y me gusta porque me recuerda que algunos vacíos son buenos. Cuando estamos ocupados, -todos el tiempo y mucho-, no dejamos hueco para que suceda nada más. Por eso me gustan los espacios que sirven para experimentar, para probar, para no tener que acertar a la primera. Las prisas nunca fueron buenas compañeras de la creatividad (hay estudios que demuestran que la gente no es más creativa bajo presión, sino al revés), y tampoco lo son del amor, que necesita sus tiempos, coincidir en el momento, la predisposición personal y a veces incluso, el espacio físico.

4. LAS IDEAS NO SE IMPONEN, Y COMO EL AMOR, FUNCIONAN POR ATRACCIÓN

Las buenas ideas son como las buenas historias: juegan con elementos de-pull (atracción) en lugar de -push (presión). Con el amor sucede algo parecido: no le gusta que le fuercen, no le gusta que le impongan, no le gusta que le exijan. ¿Serán las personas especialmente creativas especialmente originales en el amor?

3. LAS BUENAS IDEAS MEJORAN EL MUNDO, EL AMOR TAMBIÉN

A veces pienso que si todos sacáramos a pasear nuestro lado más creativo y fuéramos un poco más cariñosos, el mundo iría mejor, mucho mejor. Las buenas ideas mejoran la vida de las personas y hacen feliz a la gente: el amor también.

EL AMOR NOS HACE VULNERABLES, LA CREATIVIDAD TAMBIÉN

Cuando experimentas algo nuevo, sientes la arena moverse bajo tus pies. Las ideas, las buenas ideas, siempre llegan de la mano del riesgo y la experimentación. Lo mismo sucede cuando te enamoras de alguien; de pronto, te ruborizas al pensar en esa persona, no sabes si será mutuo o sólo imaginaciones tuyas, y sientes una cierta fragilidad empujándote suavemente a salir de tu perímetro de seguridad.

1. LA CREATIVIDAD, COMO EL AMOR, ES UNIVERSAL

Todos somos creativos, y a todos nos gusta querer y que nos quieran. Para demostrar lo primero se han puesto en marcha experimentos como "The 1000 Journals Project", que ya tiene diez años de vida. Comprobar lo segundo es muy fácil: basta con observarnos un poco para ver lo bien que todos reaccionamos ante el cariño.