Cuando experimentas algo nuevo, sientes la arena moverse bajo tus pies. Las ideas, las buenas ideas, siempre llegan de la mano del riesgo y la experimentación. Lo mismo sucede cuando te enamoras de alguien; de pronto, te ruborizas al pensar en esa persona, no sabes si será mutuo o sólo imaginaciones tuyas, y sientes una cierta fragilidad empujándote suavemente a salir de tu perímetro de seguridad.
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