La palabra despacio contiene a la palabra espacio, y me gusta porque me recuerda que algunos vacíos son buenos. Cuando estamos ocupados, -todos el tiempo y mucho-, no dejamos hueco para que suceda nada más. Por eso me gustan los espacios que sirven para experimentar, para probar, para no tener que acertar a la primera. Las prisas nunca fueron buenas compañeras de la creatividad (hay estudios que demuestran que la gente no es más creativa bajo presión, sino al revés), y tampoco lo son del amor, que necesita sus tiempos, coincidir en el momento, la predisposición personal y a veces incluso, el espacio físico.
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